jueves, 1 de mayo de 2008

Inversiones

En el entierro se perdió el ataúd. Con la pala se apresuraron a meter a los deudos en la tumba. De repente, el muerto salió de la emboscada y echó un puñado de tierra en la tumba de cada uno.

Se apagaron las luces, la ciudad estaba envuelta en la oscuridad. Los criminales tuvieron miedo y llamaron a la policía que viniera corriendo.

El perro le quitó el bozal a su amo, pero lo llevaba de la correa.

En un anuncio luminoso las letras cambiaron de sitio y advirtieron de los peligros del producto que antes ponderaban.

El gato le colgó sus garras al ratón y lo mandó a correr mundo.

No hay comentarios: