martes, 9 de diciembre de 2008

En pocas palabras

Raymon Aron recuerda en la Quinta Parte –“La prórroga”- de sus Memorias la embolia que sufrió en mayo de 1977: “La mort me devint, d’un savoir abstrait, un horizon quotidien”.

Murió el 17 de octubre de 1983; había nacido en 1905.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Dos Breviarios mediterráneos

PRIMERO ELEGIMOS UN PUNTO DE PARTIDA: una bahía o una escena, un puerto o un suceso, una navegación o un relato. Menos importante es desde dónde hemos partido y más hasta dónde hemos llegado, lo que hemos visto y cómo lo hemos visto. A veces, mientras navegamos, parece que todos los mares son iguales; otras, todos resultan diferentes. El Mediterráneo es el mismo y es distinto al principio y al final.

La costa norte, del Bósforo a Málaga, tiene más puertos que la costa sur. En la sur, entre Haifa y Ceuta, hay menos bahías. He estado en las dos costas. He visitado las islas, primero las adriáticas, las jónicas y las egeas, las Cícladas y las Espóradas. He buscado las semejanzas y las diferencias entre ellas, he comparado Sicilia, Cerdeña y Córcega, las Kornati y las Baleares, Mallorca y Menorca, unas islas no soportan la comparación con otras. Me he detenido en las desembocaduras de los ríos. No he hecho escala en todas las costas. Quién sabe si alguien ha recorrido todos los rincones del Mediterráneo.

(Traducción de Luisa Fernanda Garrido Ramos y Tihomir Pistelek)




AL aproximarse al Mediterráneo, elegimos ante todo un punto de partida: una costa o una escena, un puerto o un suceso, un periplo o un cuento. Luego ya no importa tanto de dónde hayamos salido, cuenta más hasta dónde hemos llegado, que hemos visto y cómo lo hemos visto. A veces, todos los mares parecen iguales, sobre todo cuando la travesía es larga; a veces cada mar es diferente.

Partamos del Adriático, de su ribera oriental. Al que sale de aquí, la costa septentrional, desde Málaga hasta el Bósforo, le resulta más cercana y accesible. En las costas meridionales, desde Haifa hasta Ceuta, hay menos bahías y puertos. Recorriendo las islas, primero las del Adriático, luego las del Jónico y del Egeo, las Cícladas y las Espóradas, he tratado de establecer sus semejanzas y sus diferencias. He comparado Sicilia con Córcega, y Mallorca con Menoría. No he hecho escala en todas las costas. He permanecido más en las desembocaduras de los ríos. Es difícil conocer todo el Mediterráneo.

(Traducción deMilivoj Telecán, revisada por Magdalena Romera Ciria)

sábado, 29 de noviembre de 2008

Breviario mediterráneo

“Quisiera recomendar al lector el Breviario mediterráneo del escritor croata Predrag Matvejevic, recién traducido y prologado por Claudio Magris”

Lo dice hoy Carlos García Gual, en Babelia
(http://www.elpais.com/articulo/semana/Polifonia/mediterranea/elpepuculbab/20081129elpbabese_9/Tes) al elegir como libro de la semana el Breviario mediterráneo, una joya literaria escrita en croata, en 1987, por Predrag Matvejevic.
Recomienda la traducción de Luisa Fernanda Garrido Ramos y Tihomir Pistelek publicada en Destino (Barcelona, 2008). El arranque de esta edición del Breviario en:
(http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/200811/29/cultura/20081129elpepucul_1_Pes_PDF.pdf)

La traducción quizás sea reciente, pero el Breviario está publicado entre nosotros hace ya tres lustros, a principios de 1991, por la editorial Anagrama, antes incluso que la traducción francesa en Fayard, en una traducción del croata de Milivoj Telecán, revisada por Magdalena Romera Ciria, y con un prólogo de Magris -"Para una filología del mar"- traducido por Javier González y Carlos Gumpert. No parece que esté agotado.

¿Qué razón hay para elegir la edición reciente? Quizás el que se trate de una nueva edición, revisada y con capítulos totalmente nuevos, como la editada en Italia, con prólogo de Magris, en 2002 (Mediterraneo. Un nuovo breviario. Milano: Garzanti, 2002). Una reseña en español de esta edición: Gaffuri, L. Matvejevic, Predrag. Mediterráneo. Un nuovo breviario. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 520, 5 de julio de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-520.htm].

sábado, 15 de noviembre de 2008

Conradiana (pastiche)

"Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo amor desfallecía Matilde Urbach"

Ahora bien, si tuviera que elegir no ya una obra sino un libro en concreto de Jorge Ordaz, entonces sin dudar escogería un título que raramente aparece en su bibliografía: Conradiana. El día 12 de febrero de 2008 se acabó de imprimir en edición no venal, en los Talleres de Gráficas Gofer, Oviedo, 65 ejemplares, numerados y firmados por el autor. En realidad, más que libro es un folleto publicado en homenaje al escritor Joseph Conrad en el 150 aniversario de su nacimiento. En él se recogen las diez entradas relacionadas con su vida y su obra que, a lo largo de 2007, fueron saliendo en la bitácora “Obiter dicta”:
http://jorgeordaz.blogspot.com/
Mi ejemplar no tiene número; es una edición en formato electrónico, un eBook. Lo bajé hace unos días en la dirección:
http://jorgeordaz.blogspot.com/2008/09/conradiana-en-versin-electrnica.html
por algo menos que un precio razonable, gratis. Naturalmente, ocupa un lugar de honor en mi biblioteca. De vez en cuando lo releo en mi ordenador, me detengo y leo un par de párrafos. Allí están sus ideas sobre Conrad, sobre el trato de Pla, de Sagarra, de Estelrich, con su obra , sobre las traducciones de Ramón Dominfo Perés y Perés, sobre su amistad con Robert Bontine Cunninghame Graham, sobre su deslumbramiento por Jane Anderson. Luego no puedo ir a la página donde se halla la firma de Jorge Ordaz, en tinta azul de grueso trazo, supongo, aún no desvaída por el paso del tiempo. Y no puedo pensar que una vez este mismo ejemplar que tengo yo ante mis ojos debió de estar en las suyas; y no puedo sentir, disculpadme, una emoción muy especial.

Conradiana (fragmento)

Ahora bien, si tuviera que elegir no ya una obra sino un libro en concreto, entonces sin dudar escogería un título que raramente aparece en su bibliografía: Notes on my Books. Hacia el final de su vida el editor londinense William Heinemann le propuso a Conrad reunir los prefacios que había ido escribiendo a sus principales obras, desde La locura de Almayer hasta Notas de vida y letras, en un volumen pensado para el público bibliófilo. Conrad, cuya economía nunca fue boyante, aceptó, y en 1921 se publicó el libro. Para Inglaterra se hizo una edición limitada de 250 ejemplares, numerados y firmados por el autor. Mi ejemplar es el número 155. Lo adquirí hace unos años, por un precio razonable, a un librero anticuario inglés. Naturalmente ocupa un lugar de honor en mi biblioteca. De vez en cuando lo saco del estante y lo hojeo; me detengo y leo un par de párrafos. Allí están sus ideas sobre la novela, la literatura, la vida y el oficio de escribir. Luego voy a la página donde se halla la firma de Josep Conrad, en tinta azul de grueso trazo, algo desvaída por el paso del tiempo. Entonces pienso que una vez aquel mismo ejemplar que tengo yo entre mis manos debió de estar en las suyas; y siento, disculpadme, una emoción muy especial.

Jorge Ordaz, Conradiana, Oviedo, 2008 (Edición de autor)

Conradiana

Since its founding in 1968, Conradiana has presented its audience with the newest and best in Conrad scholarship and criticism, including reminiscences of eminent Conradians, detailed textual studies, biographical finds, new critical readings, and exciting applications of newer critical modes.
http://www.ttup.ttu.edu/JournalPages/Conradiana.html

lunes, 3 de noviembre de 2008

Lecturas



Ni pipa ni cuadro
Fernando Rodríguez Genovés
Cuando una pipa pintada en un cuadro y cuando un cuadro que cuelga en la pared, ya no son, respectivamente, ni pipa ni cuadro, cabe preguntarse qué queda de arte en el arte
1
Cuando pensamos en los hechos cruciales que han impactado en la historia del arte, logrando cambiar su sentido y significación con especial efecto, comprobamos cómo destacan dos de ellos: 1) la caracterización del arte como oficio y 2) el problema de la representación.
Cuando el arte no era más que oficio, no había artistas elevados sobre su torre de marfil, sino operarios a pie de obra o encaramados en un andamio, artesanos. No brillaban todavía sobre las pasarelas los artistas sublimados ni las vanguardias marcaban las modas, aunque sí podía verse laborar a maestros sublimes. Más tarde, ellos y ellas dominaron la situación.
Cuando en el arte los autores irrumpieron en la escena, cuando las firmas destacaban más que los trabajos, artesanos y artistas se diferenciaron definitivamente entre sí, y la creación artística sufrió un golpe mortal:
«porque recordad –afirmaba Oscar Wilde– que separando al uno del otro [artista y artesano] aniquiláis a ambos: despojáis a uno de todo motivo espiritual y de toda alegría imaginativa, y aisláis al otro de toda verdadera perfección técnica.»
2
Cuando el espíritu y la materia llegan a sintetizarse en el arte surge el misterio, y acaso también, la maravilla. En este sentido, ha llegado a hablarse, por ejemplo, del misterio de las catedrales como expresión simbólica superior del arte convertido en singular sabiduría. Las pirámides de Egipto o, el más próximo referente en el tiempo, el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, no serían tampoco ajenas a dicho planteamiento. Sea como fuere, no es preciso asignar a esta dimensión de lo estético una significación o connotación estrictamente religiosa.
Cuando el arte es auténtico y vital, cuando merece tal nombre, remite siempre a lo sagrado, es decir, al ámbito de lo intemporal y lo impenetrable.
Cuando uno anhela escapar del mundo, no sale del mundo. Por más que pretenda huir del mundo, los misterios son de este mundo. Este mundo, en el que están y caben, como sabemos, todos los mundos.
«El monasterio de El Escorial es un esfuerzo sin nombre, sin dedicatoria, sin trascendencia –escribe Ortega y Gasset–. Es un esfuerzo enorme que se refleja sobre sí mismo, desdeñando todo lo que fuera de él pueda haber. Es un esfuerzo consagrado al esfuerzo.»
3
Cuando los artistas se crearon a sí mismos, y denominaron a sus trabajos obras de arte, dejaron de ser simples personas, convirtiéndose de inmediato en personajes muy interesantes. En realidad, no es que dejaran de producir objetos, pero desde ese instante su mayor anhelo fue alcanzar el estatus de protagonista máximo del proceso artístico. Sucede que un autor no se somete al objeto, sino que es la obra la que debe ajustarse al autor.
Cuando en 1959 el Gobierno francés, por el influjo de De Gaulle y su «gran amigo» André Malraux, creó a cargo del contribuyente el Ministerio de Asuntos Culturales, comenzaron a darse los pasos decisivos en la transformación del artista en funcionario. Como consecuencia, la Seguridad Social incluyó en su protector organigrama la categoría de «artista», un «cotizante» más, quien algún día cobrará una pensión. Para un republicano francés, las monarquías pueden llegar a desaparecer un día, mas el Estado nunca jamás.
En la actualidad –ha hecho notar Marc Fumaroli–, en Francia, pertenecen a ella [categoría burocrática de «artista» en la SS] cerca de 50.000 personas. Este aumento exponencial de «creadores» no se ha correspondido con el del público que visita las «creaciones».
Cuando el verso canta que el arte imita a la naturaleza, replica la Interpretación que eso es rapsodia arcaica, casi una arcadia arcana. Que la naturaleza debe imitar al arte sí es consigna con futuro, o mejor, con progreso. El triunfo decisivo del Sujeto sobre el Objeto queda de manifiesto en la convicción expresa o tácita según la cual los objetos deben inclinarse ante la presencia del autor. El artista –el creador, libre y genial– logra que las cosas dejen de ser lo que son para alcanzar la condición de «objeto artístico» dominante, sobresaliente. Cae el telón. He aquí el arte resumido en cuatro palabras: «¡El autor! ¡El autor!».
4
Cuando los artistas concentran sus esfuerzos en serlo de veras, llegan a convertirse en sujetos muy ingeniosos. Llegan incluso a producir obras con valor de manifiesto, lo cual supone una manera de comunicar más indirecta, más en clave, más conceptual, que la del mero pintar, componer o esculpir.
René Magritte consigue la más célebre representación de las virtualidades y perplejidades de las representaciones de la representación ofreciendo al mundo el cuadro titulado Ceci n´est pas une pipe, La pintura naturalmente representa un pipa, mas al ponerle a la cosa título (La traición de las imágenes) y subtítulo (el ya conocido de que eso no es una pipa), produjo en el espectador algo más que una impresión estética: un grande estupor y desconcierto. Pero, ¿esto qué quiere decir? Ocurre que las cosas nos engañan y las imágenes nos traicionan. Conceptos a brochazos. O sea, como Platón, pero sin Platón.
5
Cuando Picasso dejó ver el retrato que había pintado entre 1905 y 1906 de la escritora Gertrude Stein, no poca estupefacción dicen que experimentaron quienes lo contemplaron por primera vez. Al ver retratada de aquella manera a la dama, cualquiera diría, en verdad, que nos hallamos ante una mujer muy mal tratada. Mujer poco agraciada físicamente, Stein tenía treinta y dos años cuando posó para Picasso. Ambos alcanzaron en ese instante, cada uno a su manera, la eternidad.
¿Qué sentenció Picasso a la sazón? Algo así: «Todos piensan que ella no se parece en nada al retrato, pero no hay que preocuparse; al final, llegará a ser exactamente así.» O en versión más reducida: «¿No se parece? Pues ya se parecerá». Juzgue el lector mismo a la vista de la fotografía tomada por Man Ray de la escritora, dieciséis años después ser pintada por Picasso, si el vaticinio del pintor malagueño fue exagerado o no. ¿El arte imita la realidad o la realidad al arte? Picasso, con veinticinco años, acaba pintando de memoria a la modelo, pues la miraba y no acaba de verla como es. Finalmente, así habló el oráculo, poco más o menos: «Ahora, amiga mía, sólo hace falta que usted se parezca al cuadro». Pero, ¿qué significa esto?
6
Cuando el propósito del arte consiste en crear en el espectador más desazón, sinsabor y sospecha que goce sensual, arrobo emocional e incluso éxtasis; cuando el catálogo de una exposición de pintura o escultura tiene más valor que la exposición misma; cuando los museos miden el éxito de las muestras que programan por los kilómetros de colas que llegan a formarse frente a sus puertas y por los catálogos vendidos en la tienda; cuando la presumida explicación de una obra artística, servida por un presunto experto, se tiene por más importante que la directa contemplación por parte del espectador, entonces algo pasa en el arte que no se entiende, la verdad.
Cuando el arte, en resumidas cuentas, se concibe sólo como pretenciosa provocación y como vana operación publicitaria, entonces el arte se convierte materialmente en «una mierda».


Cuando un gran número de artistas subvencionados empiezan a referirse a sí mismos como «artistas» y «creadores», o todavía peor, corporativamente como «mundo de la cultura», ofendiéndose además cuando son tildados de «titiriteros», entonces, queridos amigos, uno ya no sabe muy bien lo que ha quedado del arte, más allá de la autocomplacencia, la propaganda, el camelo, la farsa, la mediocridad, la protección oficial y el Ministerio de Cultura.

jueves, 16 de octubre de 2008

Traductor de Faulkner

Resulta que dentro de seis meses, el 25 de septiembre para ser precisos, Faulkner cumple 111 años. Aún nos devanamos los sesos (y las carnes, diría él, si es verdad que la memoria cree antes que el conocimiento recuerde, como se apunta en el capítulo 6 de Luz de agosto) para aprender a ser sus contemporáneos. En otro lugar que ahora no recuerdo dice así: time is a bottomless bankless river, cosa que se entiende bien si se ve cómo fluyen detenidas las aguas del Mississippi, cómo se remansan en su cauce, y más si recuerda el alma dormida lo que ya dijo Jorge Manrique. Para entonces, por septiembre, habrá en castellano una traducción nueva de ¡Absalón, Absalón!, ficción suprema en el canon faulkneriano y, hablando en plata, una de sus tres o cuatro inexcusables novelas cumbre. Saldrá en Belacqva, en un sello llamado oportunamente «La otra orilla». Hacía falta hacerla, de lo cual se dio cuenta un editor de raza como es Pere Sureda. Ahora no voy a entrar en el porqué, pero conste que falta hacía. Entre otras cosas, porque era necesario reinstaurar un Faulkner traducido al castellano en su lugar correspondiente después que Faulkner se haya filtrado en la narrativa en lengua española por obra y gracia de Juan Benet y Javier Marías entre otros, pero éste sería cuento largo. Era en todo caso preciso que alguien la hiciera, y cuando me lo propuso no le pude decir que no, a pesar de la acusada tendencia Bartleby que uno tiene. (No tienen precio las camisetas que con el lema Bartleby ha puesto en circulación Antonio Ramírez, de La Central, aunque las venda a seis euros.) Tiempo habrá entonces de que hablen otros de esa novela. Yo ahora me limito a consignar una experiencia en la que la angustia de lo imposible ha corrido pareja al gozo inmenso de lo real. Ha sido, de largo, la traducción más difícil, más extenuante y más placentera que haré nunca (a menos que haga alguna vez otro Faulkner, y con el permiso de Beckett). Me ha servido para entender que los grandes escritores se traducen solos si uno sabe poner a su servicio todo su arsenal lingüístico, toda su paciencia de hilandera minuciosa, toda la sagacidad verbal que pueda tener, y no importa mucho que sea poca”

Miguel Martínez-Lage,
“El Pez de Tinta, 13. Lectura de ausencias”, La casa de los malfenti, verano 2008,
(http://www.lacasadelosmalfenti.com/anumero27/pez.html)

¡Absalón,Absalón!

Miguel Martínez-Lage ofrece una traducción ejemplar de ¡Absalón, Absalón! (Belacqua de Ediciones y Publicaciones, S.L., La otra orilla, 2008), ajusta las cuentas a Mª Eugenia Díaz Sánchez y hace justicia a la traducción de Beatriz Florencia Nelson, aun retocada por Encarna Castejón.




¿Cuál es la identidad verdadera de Beatriz Florencia? Miguel Martínez-Lage se lo pregunta en el posfacio y aventura una respuesta verosímil.

martes, 7 de octubre de 2008

Retrato reciente de Mi Centón


Desfalecimento gradual da minha vida ...

193

Tenho assistido, incógnito, ao desfalecimento gradual da minha vida, ao soçobro Lento de tudo quanto quis ser. Posso dizer, com aquela verdade que não precisa de flores para se saber que está morta, que não há coisa que eu tenha querido, ou em que tenha posto, um momento que fosse, o sonho só desse momento, que se me não tenha desfeito debaixo das janelas como pó parecendo pedra caído de um vaso de andar alto. Parece, até, que o Destino tem sempre procurado, primeiro, fazer-me amar ou querer aquilo que ele mesmo tinha disposto para que no dia seguinte eu visse que não tinha ou teria.

Espectador irónico de mim mesmo, nunca, porém, desanimei de assistir à vida. E, desde que sei, hoje, por antecipação de cada vaga esperança que ela há-de ser desiludida, sofro o gozo especial de gozar já a desilusão com a esperança, como um amargo com doce que torna o doce doce contra o amargo. Sou um estratégico sombrio, que, tendo perdido todas as batalhas, traça já, no papel dos seus planos, gozando-lhe o esquema, os pormenores da sua retirada fatal, na véspera de cada sua nova batalha.

Tem-me perseguido, como um ente maligno, o destino de não poder desejar sem saber que terei que não ter. Se um momento vejo na rua um vulto núbil de rapariga, e, indiferentemente que seja, tenho um momento de supor o que seria se ele fosse meu, é sempre certo que, a dez passos do meu sonho, aquela rapariga encontra o homem que vejo que é o marido ou o amante. Um romântico faria disto uma tragédia; um estranho sentiria isto como uma comédia: eu, porém, misturo as duas coisas, pois souromântico em mim e estranho a mim, e viro a página para outra ironia.


193

He asistido, de incógnito, al desfallecimiento gradual de mi vida, al zozobrar lento de todo cuanto quise ser. Puedo decir, con aquella verdad que no precisa de flores para que sepamos que está muerta, que no hay cosa que yo haya querido, o en la que yo haya puesto, aunque por un momento sólo, el sueño nada más de ese momento, que no se haya desecho bajo las ventanas como el polvo con apariencia de piedra caído de un tiesto del piso de arriba. Parece incluso que el Destino ha procurado siempre hacerme amar primero aquello que él mismo había dispuesto para que al día siguiente yo viera que ni lo tenía ni había de tenerlo.

Espectador irónico de mí mismo, nunca, sin embargo, perdí las ganas de acudir a la vida. Y, puesto que hoy sé, en la anticipación de cada ligera esperanza, que ha de acabar en desilusión, sufro el goce especial de gozar ya la desilusión junto con la esperanza, como algo amargo con dulce que vuelve lo dulce dulce contra lo amargo. Soy un estratega sombrío que, habiendo perdido todas las batallas, traza ya, sobre el papel de sus planes, disfrutando con su esquema, los pormenores de su retirada fatal, en la víspera de cada nueva batalla.

Me ha perseguido, como un ser maligno, el destino no poder desear sin saber que no he de poseer. Si por un momento veo por la calle el cuero núbil de una jovencita, y, por indiferente que sea, supongo por un momento lo que sería si fuera mío, es seguro que siempre, a diez pasos, de mis sueños, aquella jovencita se encuentra con el hombre que claramente veo que es su marido o su amante. Un romántico haría con esto una tragedia; alguien ajeno sentiría esto como una comedia: yo, sin embargo, mezclo las dos cosas, pues soy romántico en mí y ajeno a mí, y paso la página a otra ironía.

(Traducción de Perfecto E. Cuadrado)


201



He asistido, desconocido, al desfallecimiento gradual de mi vida, al zozobrar lento de todo cuanto he querido ser. Puedo decir, con esa verdad que no necesita flores para que se sepa que está muerta, que no hay cosa que yo haya querido, o en que haya puesto, aunque fuese un momento, el sueño solo de ese momento, que no se me haya deshecho debajo de las ventanas como polvo que pareciese piedra, caído de una maceta de un piso alto. Parece, incluso, que el Destino ha procurado siempre, primero, hacerme amar o querer aquello que él mismo había dispuesto para que al día siguiente viese que no lo tenía o tendría.

Espectador irónico de mí mismo, nunca, sin embargo, me he desanimado de asistir a la vida. Y desde que sé, hoy, por anticipación de cada vaga esperanza, que ha de ser desengañada, sufro el gozo especial de disfrutar ya la desilusión con la esperanza, como un amargo con dulce que vuelve lo dulce dulce contra lo amargo. Soy un estratega sombrío que, habiendo perdido todas las batallas, traza ya, en el papel de sus planes, disfrutando de su esquema, los pormenores de su retirada fatal, en la víspera de cada una de sus nuevas batallas.

Me ha perseguido, como un ente maligno, el destino de no poder desear sin saber que tendré que no tener. Si un momento veo en la calle un rostro núbil de muchacha y, aunque sea indiferentemente, disfruto de un momento de suponer lo que pasaría si fuese mío, es siempre cierto que, a diez pasos de mi sueño, esa muchacha encuentra a un hombre que veo que es su marido o su amante. Un romántico haría de esto una tragedia; un extraño sentiría esto como una comedia; yo, sin embargo, mezclo las dos cosas, pues soy romántico en mí y extraño en mí, y vuelvo la página hacia otra ironía.

(Traducción de Angel Crespo, que esta vez hace honor a Pessoa como un “desconocido de sí mismo”)

domingo, 5 de octubre de 2008

Revelación


José María Ridao descubre Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift :



Cualquier otro día, también sin ruborizarse y desde la altura de El País, nos descubre El cuento de un tonel.


Selección de ediciones ilustradas de Los Viajes de Gulliver en español (tomadas de http://www.ricochet-jeunes.org/)


Los viajes de Gulliver a los países remotos , il. de Francisco Gómez Soler, trad. de L.G.M., 1884.

Los viajes de Gulliver a Lilliput y Brodignac : relatado a los niños, il. de S. de la Portilla, Edit. Cooperativa, 1942.

Los viajes de Gulliver, il. de Gabriele Santini, trad. de Rodolfo Arévalo, Teide, 1970.

Los viajes de Gulliver y otros cuentos, il. de Francisco Ortega, Carmelo Garmendia y Luis Casamitjano, adap. de Laura Martínez Mirón, Bruguera, 1975.

Los viajes de Gulliver, il. de Enrique Guerrero, adap. de Enrique M. Fariñas, Toray, 1976.

Los viajes de Gulliver, il. de José María Álvarez, adap. de Clara Janés, Bruguera, 1980.

Los viajes de Gulliver , il. de Carmen Guerra, adap. de Eugenio Sotillos, Toray, 1981.

Los viajes de Gulliver, il. de Art Studium, Junior, 1982.Los viajes de Gulliver , prólogo de Carmen Bravo-Villasante, Legasa, 1982.

Los viajes de Gulliver, il. de Horacio Elena, adap. de Carlo Frabetti, Océano, 1983.

Los viajes de Gulliver , il. de Grandville, trad. por Pollux, Anaya, 1983.

Los viajes de Gulliver, il. de Chiqui de la Fuente, guión de Carlos R. Soria, Larousse, 1985.

Los viajes de Gulliver, il. de Francisco Meléndez, trad. de Pedro B. Gómez, SM, 1988.





sábado, 27 de septiembre de 2008

Addenda et corrigenda

El índice analítico que se echa en falta en el Borges de Adolfo Bioy Casares [edición al cuidado de Daniel Martino, Barcelona, Ediciones Destino ("Imago Mundi"), 2006, 1664 páginas + 16 de ilustraciones s/n. ISBN 84-233-3873-8. La edición consta de dos impresiones: Bogotá (septiembre), Barcelona (octubre)], y mucho más, en:

http://www.borgesdebioycasares.com.ar/




Adoración diurna

Adorador: Don Enrique Vila-Matas
http://www.elpais.com/articulo/cataluna/tumba/Moby/Dick/elpepiespcat/20080921elpcat_3/Tes/

viernes, 12 de septiembre de 2008

Ayuda



El índice analítico que se echa en falta en el Borges de Adolfo Bioy Casares (edición al cuidado de Daniel Martino, Barcelona, Ediciones Destino, 2006, 1664 páginas):

http://www.borges.pitt.edu/documents/indice_analitico-1.pdf

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Declaraciones

Faulkner en la introducción de 1933 a The Sound and the Fury:

"Escribí este libro y aprendí a leer".

T. Sutpen en Absalón. Absalon:

"Aprendí muy poco, salvo que la mayoría de las acciones que puede realizar el hombre, sean malas o buenas, obtengan recompensa, alabanzas o reprobación, habían sido realizadas ya, y sólo podían aprenderse en los libros" (Traducción de Beatriz Florencia Nelson)

“Aprendí poco salvo que la mayoría de los hechos, buenos y malos, incurriendo en oprobio o alabanza o recompensa, dentro del ámbito de las posibilidades del hombre, ya había sido realizados y que sólo podían aprenderse en los libros” (Traducción de Mª. Eugenia Díaz, que reprocha a la traducción de Beatriz F. Nelson que “clarifica artificialmente –añadiendo texto que Faulkner no escribió- los párrafos más oscuros y difíciles; introduce el sujeto de la oración cuando el autor lo oculta voluntariamente; se corrigen (sic) las mayúsculas que Faulkner emplea de un modo significativo; emplea sinónimos en aquellas ocasiones en que se repite varias veces, en el mismo párrafo, la misma palabra”. A veces son de agradecer las traiciones).

Del abandono de cadáveres literarios

Las personas que ejerzan actividades relacionadas con la literatura no pueden abandonar los cadáveres que tengan bajo su responsabilidad; deberán recogerlos, transportarlos y eliminarlos o destruirlos.

Desde que se produzca la muerte de la obra literaria hasta que se proceda a la recogida del cadáver, el gestor, en la medida en que las circunstancias lo permitan, almacenará el cadáver con las medidas necesarias para evitar que se propaguen enfermedades infectocontagiosas, proliferen olores molestos o se contamine el medio; evitará, en suma, el contacto de los cadáveres con el exterior.

La zona de almacenamiento se limpiará y desinfectará con la periodicidad necesaria para mantenerla en adecuado estado higiénico-literario.

Para el almacenamiento de cadáveres se optará por:

a) Lona o plástico.
b) Contenedores.
c) Refrigeradores.
d) Otros sistemas adecuados para el almacenamiento.

Los cadáveres se eliminarán de acuerdo con los sistemas establecidos en el Reglamento (CE) nº 1.774/2002, del Parlamento y del Consejo.

sábado, 30 de agosto de 2008

Uno deja tan poco rastro...

¿sabe usted? Uno nace, y ensaya un camino sin saber por qué, pero sigue esforzándose; lo que sucede es que nacemos junto con muchísimas gentes, al mismo tiempo, todos entremezclados; es como si uno quisiera mover los brazos y las piernas por medio de hilos, y esos hilos se enredasen con otros brazos y otras piernas y todos los demás tratasen igualmente de moverse, y no lo consiguiesen porque todos los hilos se traban, y es como si cuatro o cinco personas quisieran tejer una alfombra en el mismo bastidor: cada uno quiere bordar su propio dibujo. Claro está que todo ello carece de importancia, pues de otra manera quienes dispusieron el bastidor hubieran arreglado mejor las cosas, y a pesar de todo no deja de tener su trascendencia, puesto que uno se esfuerza, y continúa luchando; cuando de pronto todo ha concluido y sólo nos queda un bloque de piedra con unas inscripciones, siempre que alguien se haya acordado o haya tenido el tiempo necesario para hacer grabar esas letras en el mármol. Pasa el tiempo, llueve y brilla el sol y llega un día en que nadie recuerda el nombre y lo que dicen esas letras nada importa ya. Quizá por eso, si uno puede dirigirse a alguno, cuanto más extraño mejor, y darle algo, lo que sea: un pliego de papel o cualquier otra cosa que nada signifique por sí misma, aunque ellos no lo lean ni lo guarden, ni se preocupen siquiera por destruirlo o arrojarlo, ya es algo porque ha sucedido y puede ser recordado, pasando de una mano a otra, de una inteligencia a otra, al menos es como un grabado, algo que deja rastro, algo que existió un día, pues de otro modo no podría morir también; en tanto que el bloque de mármol jamás podría ser presente, puesto que tampoco llegará a ser pasado, es incapaz de morir o terminar…

jueves, 28 de agosto de 2008

El don de lenguas de Tomás Sutpen

Mi abuelo dice que la única referencia que hizo a los seis o siete años que pasaron, que debieron de transcurrir en alguna parte, fue la mención del patois que hubo de aprender para ejercer sus funciones de capataz en la plantación, y el francés que aprendió no para comprometerse en matrimonio quizá, pero sí para repudiar más tarde a la mujer que se casó con él.
Creyó (según dijo entonces) que bastaba con una buena dosis de valor y agudeza; pero a la larga descubrió que se había equivocado y lamentó no haber estudiado mejor cuando se sintió atraído por las Indias Occidentales, cuando descubrió que las gentes no hablaban todas el mismo idioma y que, si no quería que la ambición a la cual se había consagrado naciera muerta, además de valor e ingenio, necesitaría aprender otra lengua. Y la aprendió, supongo, como aprendió el oficio de marino; porque mi abuelo le preguntó por qué no se había buscado una muchacha con quien vivir y luego, a su lado, el aprendizaje hubiera sido placentero. Pero (contaba luego) sentado allí, mientras el resplandor de la hoguera danzaba sobre su rostro, ojos y barba, tranquila y brillante la mirada, Sutpen dijo: “Hasta aquella noche de la que hablo (y hasta mi primer matrimonio, me atrevería a añadir) yo era todavía virgen. Probablemente no me creerá usted; y si trato de explicarme no creerá, menos aún. Por ello sólo le diré que todo formaba parte del proyecto que acariciaba en mi mente”. Decía mi abuelo que fue la primera vez que le oyó decir algo con sencillez y serenidad. Le respondió: “¿Por qué no había de creerle?”, y él continuó mirándolo con la misma mirada límpida y tranquila, y dijo: “¿Me cree usted? Sin duda no tiene tan pobre opinión de mí como para pensar que a los veinte años nunca había sufrido ni ocasionado una tentación”. Y mi abuelo repuso: “Tiene razón. No debería creerlo, pero lo creo”. De manera que no se trataba de asuntos de faldas y menos de amoríos: la mujer, la jovencita, aquella sombra capaz de cargar un mosquete pero no de dispararlo por la ventana abierta, aquella noche (ni las otras siete u ocho noches que pasaron, acurrucados en las tinieblas, vigilando desde la ventana los cobertizos o graneros, o como se llamen los depósitos donde suele almacenarse la caña de azúcar, y los campos también, los campos incendiados y humeantes. Él contaba que ese olor lo inundaba todo, no se percibía otro aroma que ese tufo dulzón y penetrante, como si todo el odio inexorable, los mil años oscuros y secretos que engendraron ese odio, intensificaran el olor del azúcar; y mi abuelo contaba que Sutpen jamás tomaba azúcar en el café, cosa que él no se explicó hasta ese instante. Para cerciorarse, le preguntó y Sutpen le dijo que así era, en efecto; que nunca se atemorizó hasta que ardieron las plantaciones y los depósitos, y quedó olvidado el olor del azúcar quemado, pero que jamás toleró ese olor en todo el resto de su vida)… la niña asomó un segundo apenas en la narración, en una palabra casi, de modo que mi abuelo decía que era como si la hubiera visto un segundo al resplandor del fogonazo de un mosquete: un rostro inclinado, una mejilla, un mentón apenas dibujado tras la cortina de cabellos sueltos, un delgado brazo blanco que se levantaba, una mano delicada aferrando un bastón…, nada más.

domingo, 10 de agosto de 2008

Respuestas vitales







El País publica hoy la pregunta de verano que formuló a 100 escritores en español de modo estúpido: “¿Qué 10 libros cambiaron su vida?”

¿Qué dirá Philip Roth al leer que Horacio Vázquez-Rial, que cumple este año 61, cambió su vida a los 50 leyendo en inglés su Pastoral americana, o a los 52 si esperó a que la tradujeran al español; o que obró el milagro en Juan Gabriel Vásquez a los 24 ó 26; o que a Francisco Casavella le alcanzó la mutación con su Me casé con un comunista a los 46, y a Santiago Roncagliolo a los 25, leyendo en inglés su The Human Stain, o a los 27 su La mancha humana?

Diría, quizá:

“Mientras caminábamos, empezó con sus recuerdos, de un modo un tanto aleatorio.
-Ya no tengo memoria- nos explicó”.

Félix de Azúa, sin renunciar a la ironía, responde:

“1. La Biblia para los niños.
2. Almanaque Agroman 1956.
3. Guillermo el travieso, R. Crompton.
4. Los hijos del capitán Aterras, Julio Verne.
5. Diccionario manual e ilustrado de la lengua española. Espasa Calpe, 1927.
6. Guía de Teléfonos de Barcelona.
7. London A to Z.
8. Paris. Guide Bleu.
9. Los hermanos Karamazov, Fédor Dostoievski.
10. En busca del tiempo perdido, Marcel Proust”.

Se le olvidó citar “La vuelta al mundo de dos pilletes” (Le Tour du monde de deux gosses), de Henri de la Vaulx y Arnould Galopin.




martes, 5 de agosto de 2008

El autor al lector

Este es un libro de buena fe, lector. Desde el comienzo te advertirá que con el no persigo ningún fin trascendental, sino sólo privado y familiar; tampoco me propongo con mi obra prestarte ningún servicio, ni con ella trabajo para mi gloria, que mis fuerzas no alcanzan al logro de tal designio. Lo consagro a la comodidad particular de mis parientes y amigos para que, cuando yo muera (lo que acontecerá pronto), puedan encontrar en él algunos rasgos de mi condición y humor, y por este medio conserven más completo y más vivo el conocimiento que de mí tuvieron. Si mi objetivo hubiera sido buscar el favor del mundo, habría echado mano de adornos prestados; pero no, quiero sólo mostrarme en mi manera de ser sencilla, natural y ordinaria, sin estudio ni artificio, porque soy yo mismo a quien pinto. Mis defectos se reflejarán a lo vivo: mis imperfecciones y mi manera de ser ingenua, en tanto que la reverencia pública lo consienta. Si hubiera yo pertenecido a esas naciones que se dice que viven todavía bajo la dulce libertad de las primitivas leyes de la naturaleza, te aseguro que me hubiese pintado bien de mi grado de cuerpo entero y completamente desnudo. Así, lector, sabe que yo mismo soy el contenido de mi libro, lo cual no es razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí. Adiós, pues.
De Montaigne, a 12 días del mes de junio de 1580 años.
(Traducción de Constantino Romás Salamero)

Escribir por no callar

Una comparación arbitraria, gratuita, estúpida:

“La fascinación del mal

La politóloga alemana Hannah Arendt advirtió que los sistemas totalitarios, como otras formas de Gobierno y organizaciones del Estado habidas en el pasado, se repetirían. También lo hacen sus protagonistas. Sadam Husein, Pol Pot, Radovan Karadzic, más negligentes en la aplicación del método para el asesinato de masas que sus inspiradores nazis y estalinistas, lo intentaron y desgraciadamente tuvieron un éxito considerable.

Karadzic, como los criminales nazis fugitivos tras la II Guerra Mundial, robó la identidad a un jubilado y la personalidad a un gurú naturista, y se reinventó a sí mismo como un sanador de ingenuos y un vecino ejemplar. El Goebbels de los Balcanes, renacido como Dragan Dabic, utilizó su genio como embaucador para curar las "energías negativas" de ignorantes y desesperados. La carne de cañón del fanatismo, que tan bien supo manipular.

Y, en el colmo de su megalomanía, acudía con regularidad a un bar de Belgrado llamado La Casa Loca, donde tocaba música medieval serbia frente a una fotografía de su verdadero rostro. Convertido en un personaje de ficción, casi en una leyenda, borrados los hechos, su música encandilaba al público con la fascinación del mal, esa radiación de fondo de la condición humana.

En agosto de 1922, T. E. Lawrence, uno de los héroes más complejos del siglo XX, se alistó en las fuerzas aéreas británicas como soldado raso y bajo un nombre falso. Aborrecía para entonces a su personaje, éste sí legendario, Lawrence de Arabia, y, torturado por la angustia que le producía lo que consideraba un fiasco político -las naciones árabes recién nacidas quedaban bajo control franco-británico-, buscaba ser sepultado en el más absoluto anonimato. En El troquel, como se llamó el libro que recoge su diario de cuartel, cuenta que un día, al entrar en el Cuarto de Banderas, vio colgado un retrato suyo y, rápida y distraídamente, lo hizo desaparecer.

Un abismo moral separa ambos gestos. El que va de un matón de los Balcanes a un caballero británico, de un criminal de guerra a un libertador de pueblos. Escritores como Robert Graves y los mejores historiadores militares contaron la aventura de Lawrence. La de Karadzic la redactará un tribunal penal”.

Luis Prados, El País, 01.08.08

http://www.elpais.com/articulo/internacional/fascinacion/mal/elpepuint/20080801elpepiint_2/Tes

viernes, 25 de julio de 2008

Letanía

catres, colchones y almohadas confeccionadas a base de lana, borra y miraguano, crin y similares, colchones mixtos con muelles elásticos, almohadas y colchones de goma, espuma y toda clase de espuma de poliuretano; cunas, divanes; jergones con muelles con armazón de madera y hierro; literas, mesillas, cunas, muebles para campo y playa, muebles de todas clases, incluso metálicos y tubulares; colchones de aire que no sean para uso médico; colchones y somieres de camas; armaduras (de madera) de camas; artículos para camas (con excepción de la ropa de cama); guarniciones de camas (no metálicas); ruedecillas de camas (no metálicas), somieres de camas; camas de hospitales; camas hidrostáticas que no sean para uso médico, muebles, espejos, marcos; productos no comprendidos en otras clases; de madera, corcho, caña, junco, mimbre, cuerno, hueso, marfil, ballena, concha, ámbar, nácar, espuma de mar, sucedáneos de todas estas materias o materias plásticas

Limpia, fija y da esplendor
























cai.
(Del fr. quai, muelle).
1. m. ant. cortina de muelle.

(1)CAILLE n. f. XIIe siècle. Issu du latin médiéval quaccola, d'origine onomatopéique.Oiseau de la famille des Phasianidés, au plumage brun, beige et fauve, qui ressemble à une petite perdrix, et dont une espèce migratrice, à la chair savoureuse, habite les champs et les prairies d'Europe. Des cailles d'élevage. Des œufs de caille. On dit que la caille carcaille ou margotte lorsqu'elle pousse son cri. Expr. fam. Une femme, une enfant grasse comme une caille, au corps potelé. Chaud, chaude comme une caille, qui donne une sensation de douce chaleur.

(2)CAILLE-LAIT n. m. inv. XVIIIe siècle. Composé de caille, forme verbale de cailler, et de lait.
BOT. Espèce de gaillet, plante de la famille des Rubiacées, ainsi nommée parce qu'on l'utilisait autrefois pour cailler le lait.

bote1.
(De botar).
1. m. Salto que da una pelota u otro cuerpo elástico que sale despedido al chocar contra una superficie dura.
2. m. Salto que da cualquier cuerpo elevándose desde la superficie donde se encuentra.
3. m. Golpe dado con ciertas armas enastadas, como la lanza o la pica.
4. m. boche2.
5. m. Pan. aventón (‖ transporte gratuito).

bote2.
(Cf. pote).
1. m. Recipiente pequeño, comúnmente cilíndrico, que sirve para guardar medicinas, aceites, pomadas, tabaco, conservas, etc.
2. m. Propina que se da con destino al personal de un establecimiento.
3. m. Recipiente en el que se deposita esta propina.
4. m. En determinados juegos de azar, cantidad de dinero acumulada, procedente de premios no adjudicados, que se agrega a los fondos de un sorteo posterior.

martes, 22 de julio de 2008

De la imparcialidad

"Over against him, my Lord Hermiston occupied the bench in the red robes of criminal jurisdiction, his face framed in the white wig. Honest all through, he did not affect the virtue of impartiality".

"Enfrente y por encima de él, ocupaba el sillón milord Hermiston en toga roja, prescrita por la jurisdicción criminal, y con la cara enmarcada por la peluca blanca. Honrado en todo, no fingía poseer la virtud de la imparcialidad".

R. L. Stevenson, El Weir de Hermiston (traducción de Medardo Fraile)

La observación es digna de la que Boswell pone en boca del Dr. Johnson: “Foote es completamente imparcial, dice mentiras de todo el mundo”.

lunes, 21 de julio de 2008

domingo, 20 de julio de 2008

Veintes de julio de Jules Renard

20 juillet.

L'esprit est à peu près, à l'intelligence vraie, ce qu'est le vinaigre au vin solide et de bon cru : breuvage des cerveaux stériles et des estomacs maladifs.

Son coeur délaissé, abandonné, isolé, plus seul qu'un as de coeur au milieu d'une carte à jouer.


20 juillet.

Deux jeunes gens très Paul et Virginisés.


20 juillet

Le Racine sur la table de Verlaine.

- Un matin, dit Schwob, je suis allé chez Verlaine, dans une auberge borgne. Inutile de vous la décrire. Je pousse la porte. Il y avait un lit moitié bois, moitié fer, un pot de chambre en fer plein de choses, et ça sentait mauvais. Verlaine était couché. On voyait des mèches de cheveux, de barbe, et un peu de la peau de son visage, de la cire d'un vilain jaune, gâtée.

- Vous êtes malade, Maître ?

- Hou ! Hou !

- Vous êtes rentré tard, Maître ?

- Hou ! Hou !

« Sa figure s'est retournée. J'ai vu toute la boule de cire dont un morceau, enduit de boue, la mâchoire inférieure, menaçait de se détacher.

« Verlaine m'a tendu un bout de doigt. Il était tout habillé. Ses souliers sales sortaient des draps. Il s'est retourné contre le mur, avec ses : Hou ! Hou !

« Sur la table de nuit il y avait un livre : c'était un Racine. »

Schwob me dit encore :

- Demandez donc à Barrès la mort d'Hennequin. Il aime à la conter. Elle enseigne, dit-il, qu'Hennequin était une âme chaste, pourquoi Odilon Redon fait de mauvais dessins, et que Mme Hennequin avait un coeur à l'antique.

Hennequin voulant se baigner dit à Redon :

-  Vous ne me regarderez pas.

- Je ne regarde jamais ce qui est nu, répondit Redon.

Il tourna le dos et demeura longtemps immobile. Cependant Hennequin se noyait.

Quand on rapporta son corps à la maison, Mme Hennnequin dit :

- Voilà une fleur coupée.

 

20 juillet.

Aller de bon matin au-devant du soleil à l'horizon.

La joie de l'oeuvre finie gâte l'oeuvre qu'on commence : on croit encore que c'est facile.

Honorine couche tout habillée et s'enroule dans la couette, comme un chien.

La beauté d'un dé percé par l'usure.

L'oie qui ne peut pas jouer de sa trompette sans la casser tout de suite.
Au fond, maman vient ici pour me voir. Elle ne me voit pas, et, en partant, elle a les larmes aux yeux. Elle remercie Marinette et, comme elle n'a pas eu ce qu'elle voulait, lui enfonce ses ongles dans la main.

 

20 juillet.

Les petits oiseaux discrets qui ne se montrent à personne, qui passent, sans être vus, d'un buisson à l'autre, et qui ne doivent même pas avoir de noms.

Promenade. La fraîcheur se lève des buissons. La nuit rôde au pied des arbres.

Les blés où les perdrix ont leurs petites rues.

Marinette à la fois angélique et infernale au milieu de ses bassines de confitures.

Lui, sa faux sur le dos, fait des phrases sur les rougeurs du soleil couchant. Sa femme courbe le dos comme une pauvre femme de lettres qui en entend de toutes les couleurs.


20 juillet.

Et deux énormes vaches, sales de partout. Comment un fromage peut-il sortir blanc de cette masse de fumier ? La rouge s'appelle Grisette. Elle porte au cou, au bout d'une chaîne, un gros morceau de bois qui traîne et qui l'empêche de se sauver. C'est peut-être honorable, mais c'est bien incommode.

Un homme qui aurait absolument nette la vision du néant se tuerait tout de suite.

 

viernes, 18 de julio de 2008

lunes, 14 de julio de 2008

Necrológica

“El pobre Mallea, que murió el 12 de noviembre de 1982, pasó los dos o tres últimos años de su vida en la noche de la arterosclerosis. Un maligno comentó: Ya estaba acostumbrado”.

Adolfo Bioy Casares, Descanso de caminantes. Diarios íntimos, pág. 227.

Cajas chinas

« Schwob raconte :

Un jour, Henri Monnier, invité à un enterrement, arrive en retard, entre dans la chambre du mort déserte, et, mettant ses gants, demande à un domestique : Alors, il n’y a plus d’espoir ? »

Jules Renard, Journal.

domingo, 6 de julio de 2008

Pintura

Crítica literaria

El especialista en Döblin de Babelia, Luis Fernanddo Moreno Claros, sobre Berlín Alexanderplatz en 2002:

"La historia es sencilla: el héroe, Franz Biberkopf, antaño peón de albañil y transportista, sale de la cárcel donde ha pasado cuatro años penando el homicidio involuntario de su novia, y regresa al bullicioso Berlín de finales de los años veinte, en los estertores de la República de Weimar, con la intención de vivir honradamente. Al principio lo consigue; trabaja como buhonero y vendedor de periódicos, pero pronto se ve arrastrado a una vida marginal en el laberinto de los bajos fondos de la sociedad y acaba por convertirse en chulo y en ladrón ocasional. Las circunstancias lo golpean sin cesar: pierde un brazo a traición y hasta su chica es asesinada por un hampón envidioso; sin embargo, tras los reveses de la Fortuna, se le abrirán los ojos y acontecerá la Epifanía de este personaje buenazo y primitivo, siempre en busca de la inasible felicidad".

Ayer hacía algo parecido con Las dos amigas y el envenenamiento .

viernes, 4 de julio de 2008

Nuevas aventuras o de l'insouciance

Don Eduardo Larequi viaja a ¿Madeira?, despreocupado. Pueden leerlo en:

Eduardo Larequi, "Para escribir en el blog durante las vacaciones", La Bitácora del Tigre, 2-7-2008. Consultado el 4-7-2008, en <http://www.labitacoradeltigre.com/2008/07/01/para-escribir-en-el-blog-durante-las-vacaciones/>.

Don Giuseppe (Beppo), gato y célibe


lunes, 30 de junio de 2008

Ricardo Menéndez Salmón

Ahora es el gran tiempo, río arriba, de los ilustres salmones. La «horda plateada» remonta las aguas de sus ríos natales para desovar. Las mayores abadías y las mejores canonjías de Occidente se preparan para recibir diezmos y primicias. Y siento no estar en la Espiñeira, donde mi dulce Masma natal —más hermoso, más verde, más lento que el Avón— se encuentra con el mar. El salmón del Masma es fino, más prieto de carnes. Mis señores obispos lo gustaban bien empanado.

 Álvaro Cunqueiro  «Historia de los salmones para contar en abril», en La cocina cristiana de Occidente, Barcelona: Tusquets Editores, 1991. p. 94

domingo, 22 de junio de 2008

¿Nueva York?


No, libros en cajas en un almacén de Amazon
(Foto: Reuters/ El País)

miércoles, 18 de junio de 2008

Uso y mención

A D. Eduardo Larequi, animus iocandi
La distinción entre uso y mención es fundamental. Fue ya barruntada por algunos escolásticos en la llamada teoría de las suposiciones. Entre éstas había, en efecto, dos que nos interesan aquí particularmente: la llamada suposición formal (suppositio formalis) y la llamada suposición material (suppositio materialis). Se decía que una expresión estaba en suppositio formalis cuando se refería a la entidad, tal como en:
Homo currit.
Se decía que una expresión estaba en suppositio materialis cuando se refería al nombre de la entidad, tal como en:
Homo est disyllabus
De hecho, hubiera debido escribirse, según nuestra convención:
'Homo' est disyllabus.
Los escolásticos, sin embargo, aunque conocedores de la distinción entre el uso y la mención, no adoptaron ningún expediente en la escritura de los signos, se fiaban del contexto para descifrar en qué suppositio eran tomados cada una de las partículas o de los enunciados.
En nuestra actual terminología, la distinción entre uso y mención está basada en la llamada teoría de la jerarquía de lenguajes (…). Consiste esta teoría en distinguir entre un lenguaje, usualmente llamado objeto lenguaje, y el lenguaje de este lenguaje, usualmente llamado metalenguaje. El metalenguaje es el lenguaje en el cual hablamos acerca del objeto-lenguaje. Para hablar de un lenguaje necesitamos, en efecto, siempre otro lenguaje. Si escribimos:
'Los cuerpos son pesados' es verdadero,
tenemos una expresión en la cual 'es verdadero' es afirmado de 'los cuerpos son pesados'. 'Es verdadero' pertenece, pues, a un metalenguaje: el metalenguaje del objeto lenguaje de la física en el cual se enuncia que todos los cuerpos son pesados. El objeto-lenguaje es siempre un lenguaje inferior al metalenguaje. Sin embargo, 'inferior' no debe entenderse aquí en un sentido valorativo; designa simplemente el lenguaje del cual se habla y especifica su posición en el universo del discurso. El objeto-lenguaje lo es, en efecto, sólo con relación al metalenguaje, y éste sólo con relación a aquél. Por otro lado, un metalenguaje se llama inferior con respecto a otro metalenguaje en que se habla de él. Así, el metalenguaje al cual pertenece el enunciado:
'Sauce' es una voz en el idioma español
es inferior al metalenguaje al cual pertenece el enunciado:
'Sauce' es una voz en el idioma español' es verdadero.
La serie de metalenguajes es, por lo tanto, infinita. Con el fin de evitar la reduplicación de `meta' antepuesto a 'lenguaje' —metalenguaje, meta-metalenguaje, etc.— suele usarse el índice 'Ln.'. Así, dado un lenguaje cualquiera, Ln, 'Ln+1 indica su metalenguaje, Ln+2 el metalenguaje de ese metalenguaje, y así sucesivamente.

Del hábito vicioso

P. ¿Qué es hábito vicioso, o de pecar?
R. Que es: Facilitas quaedam orta ex repetitis actibus vitiosis ad similes actus vitiosos. Se distingue del pecado habitual, en que esto se produce por un solo pecado mortal, y para la producción de aquel se requieren muchos y repetidos. Se distingue también, en que el pecado habitual es incompatible con la gracia, siendo grave, y el hábito vicioso aunque lo sea, no es incompatible con ella, como se ve en el hombre vicioso, cuando hace un acto de contrición perfecta, o recibe el Sacramento de la Penitencia con atrición sobrenatural, al cual, aunque se le quiten todos los pecados mortales, no los hábitos viciosos, que piden muchos actos contrarios para disiparse, o continuada cesación de los que lo causaron. Se distingue también el hábito vicioso de la ocasión próxima; porque ésta se tiene cum aliquo extrinseco, y aquél puede uno tenerlo consigo mismo.
P. ¿Es pecado el hábito vicioso? R. Que el hábito vicioso, así como la costumbre, puede considerarse de cuatro maneras. 1. Active et infieri. 2. Formaliter. 3. Concomitanter. 4. Consequenter. De la primera manera es lo mismo que la repetición de los actos pecaminosos, mediante los cuales se engendra el hábito, o costumbre de pecar. De la segunda, es el mismo hábito engendrado, el cual no es pecado, así como no lo es la potencia de pecar. La tercera contiene una voluntad de no expeler el hábito vicioso, lo cual es nuevo pecado. La cuarta denota los pecados que se siguen del mal hábito adquirido. Esto supuesto.
R. Que el hábito vicioso no es en sí formalmente pecado, pero lo es el no procurar expelerlo; lo son los actos que lo engendran, y los que son efectos de él; y así el penitente, siendo el hábito gravemente malo, debe declarar en la confesión, si los pecados proceden de alguna mala costumbre, o de algún mal hábito.

Del dominio

A. D. Eduardo Larequi


P. ¿Qué es dominio?
R. Que es: Facultas utendi re in omnes usus lege permissos, ad suum conmodum. Hablamos del dominio de propiedad. Dícese este facultas; y en esto conviene con la posesión ut propria, esto es; no en nombre de otro, quoad omnes usus; en lo que se diferencia del uso nudo, y del usufructuario, que no puede enajenarla: lege permissos; porque el uso contra las leyes, más que uso, debe llamarse abuso. Este dominio se divide en espiritual, cual es el que se tiene de la gracia y gloria; y en natural, como el que tiene el hijo en los bienes heredados de su padre. Divídese también en eclesiástico y civil. El primero se halla acerca de los beneficios, y otros oficios eclesiásticos, y el segundo se adquiere por la prescripción según derecho civil.
Se divide asimismo el dominio de propiedad en alto y humilde. Aquél se halla en el Príncipe Supremo para disponer de sus súbditos en orden al bien común, y éste lo goza cualquier particular en sus propios bienes. Se subdivide el dominio humilde en pleno o perfecto, y en semipleno o imperfecto. Será perfecto, cuando el que lo tiene puede disponer de la substancia de la cosa juntamente con sus frutos en beneficio propio; e imperfecto, cuando el dominio directo y útil no se halla en un mismo sujeto, sino en uno la utilidad y en otro el dominio; o cuando son muchos los dueños de la cosa, o ésta se ha de dividir entre muchos. El que posee un mayorazgo es verdadero dueño de él, y así tiene verdadero dominio en él; porque aunque no pueda enajenarlo, puede usar de él ad omnes usus lege permissos. La propiedad de las cosas no se introdujo en el mundo por derecho natural, sino por el de gentes, aunque ella sea muy conveniente para la común paz y tranquilidad de los hombres, atenta su condición y fragilidad. Véase S. Tom. 2. 2. q. 66. art. 1.
P. ¿Qué es translación de dominio, y de cuántas maneras puede hacerse?
R. Que es: Transmissio rei ab eo, qui legitime possidet, in alterum, qui incipit esse dominus; lo cual se hace, o entregando la cosa, o su título, que es el fundamento sobre que estriba el dominio. Tres son las causas de esta translación, es a saber; la voluntad de Dios ciertamente conocida; la expresa del poseedor del dominio; y la del Príncipe o Legislador, que mediante las leyes transfiere el dominio de uno en otro.

martes, 17 de junio de 2008

Esto otro no es una pipa

“Arroyos de truchas, nudo de víboras”

<http://micenton.wordpress.com/2008/03/30/arroyos-de-truchas-nudos-de-viboras/ > es un fragmento de La carretera, de Cormac Mcarthy, pero, llevado por la pereza, no lo transcribí de mi ejemplar; lo copié del artículo de D. Eduardo Larequi, “Devastación y esperanza para la ciencia ficción”, publicado en el número 7 de la revista Hélice <http://www.revistahelice.com/revista/Helice_07.pdf>, a la que llegué leyendo el blog de D. Eduardo Larequi, concretamente su crítica “La carretera, de Cormac McCarthy” <http://www.labitacoradeltigre.com/2008/01/10/la-carretera-de-cormac-mccarthy/>, en la que cuenta que “Ayer (no ayer en relación con hoy, sino el 9 de enero de 2008) terminé (D. Eduardo Larequi, no yo) una larga crítica de La carretera, la novela de Cormac McCarthy ganadora de la última edición del Premio Pulitzer para obras de ficción. Si todo va bien, mi trabajo (el suyo, el de D. Eduardo Larequi) se publicará en el próximo número de la revista Hélice, en la que colaboro (D. Eduardo Larequi, no yo) con cierta regularidad y cuyos cinco primeros números (la aparición del sexto coincidió con alguna otra ocupación y no me dio tiempo a completar la correspondiente reseña), he comentado (escribe D. Eduardo Larequi) en este blog”, amparado (añado yo, Micenton) por la licencia Creative Commons Attribution-Noncommercial-Share Alike 2.5 Spain License .

Sólo el título “Arroyos de truchas, nudo de víboras” es mío.

lunes, 16 de junio de 2008

El Tropezón










“El Tropezón”, en el río Paraná de las Palmas y Canal La Serna (Islas de San Fernando en el Delta del Paraná)

Esto no es una pipa

Don Eduardo Larequi nos exige que señalemos lo obvio: que la “Aventura: el corazón de las tinieblas” <http://micenton.blogspot.com/2008/06/aventura.html> la escribió él.

Por si el lector no lo había advertido (en el texto hay más de media docena de enlaces activos a la página <http://www.labitacoradeltigre.com/>, “una criatura que ya tiene tres añitos”
<http://www.labitacoradeltigre.com/2008/04/10/la-criatura-ya-tiene-tres-anitos/>, digámoslo una vez más: esto no es una pipa, es una aventura original escrita el 20 de mayo de 2008 por el Sr. Larequi bajo el título “Se pasó el susto” <http://www.labitacoradeltigre.com/2008/05/20/se-paso-el-susto/>), continuación de “Vaya susto” <http://www.labitacoradeltigre.com/2008/05/18/vaya-susto/> y amparada por la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-Noncommercial-Share Alike 2.5 Spain License

Dicho queda

viernes, 13 de junio de 2008

84, Charing Croos Road

El comienza de una historia más conmovedora que la de Firmin


miércoles, 11 de junio de 2008

Despedida

El silencio en el momento de la ejecución y el que siguió después, un silencio sólo subrayado por el golpe regular del agua contra el casco o el aleteo de la vela, debido a que los ojos del timonel se habían desviado hacia otra parte, este enfático silencio se vio gradualmente interrumpido por un sonido difícil de describir con palabras. Quienquiera que haya oído la avenida de un torrente crecido repentinamente por las lluvias en las montañas tropicales, en chaparrones no por los llanos; quienquiera que haya escuchado el primer murmullo sordo de su enlodado avance a través de los bosques escarpados, puede formarse alguna idea de lo que fue el sonido que entonces se oyó. La aparente lejanía de su punto de origen se debió a que era un murmullo no distinguible claramente, pues provenía de muy cerca, incluso de los hombres apretujados en la cubierta del barco. Por ser inarticulado, su significado resultaba dudoso y parecía indicar alguna caprichosa agitación repentina del pensamiento o el sentimiento, como las que manifiestan las turbas en tierra. En el caso actual, quizás implicara una malhumorada revocación de parte de los marineros de su involuntario eco a la bendición de Billy. Pero antes de que el murmullo tuviera tiempo para transformarse en clamor, le salió al paso una orden estratégica, más elocuente por llegar con inesperada brusquedad:

-Dé orden de descanso a la guardia de estribor, contramaestre, y preocúpese de que se vayan.
(…)
Todo el procedimiento que sigue a una sentencia de muerte dictada a bordo por un consejo de guerra se caracteriza por una imperceptible prontitud rayana en el apuro. La hamaca, la que había sido de Billy en vida, ya había sido lastrada con municiones y preparada para servirle de ataúd de tela. Rápidamente quedaron completados los últimos oficios de los encargados de los funerales en el mar: los ayudantes del velero.
Cuando todo estuvo dispuesto, se hizo una segunda llamada a la tripulación, necesaria por el movimiento estratégico antes mencionado, para que presenciara el funeral.
No es preciso dar detalles de esta formalidad final. Pero cuando la plancha inclinada dejó deslizar su carga al mar, se escuchó un segundo y extraño murmullo humano, mezclado esta vez con otro sonido inarticulado proveniente de algunas grandes aves marinas, cuya atención había sido atraída por la peculiar conmoción de las aguas debido a la pesada y angulada zambullida de la lastrada hamaca en el mar, que volaron chillando hacia ese punto. Se acercaron tanto al casco que se pudo oír el huesudo y estridente crujido de sus finas alas biarticuladas. Y cuando el barco se alejó, impulsado por el viento suave, dejando el lugar de la sepultura a popa, siguieron girando en círculos muy bajos, con la sombra móvil de sus alas extendidas y el estruendoso réquiem de sus graznidos.

sábado, 7 de junio de 2008

Cunqueiro

No busco nada con este libro, ni siquiera la veracidad última de un gesto, aun cuando conozco el poder de revelación de la imaginación. Cuento como a mí me parece que sería hermoso nacer, madurar y navegar, y digo las palabras que amo, aquellas con las que pueden fabricarse selvas, ciudades, vasos decorados, erguidas cabezas de despejada frente, inquietos potros y lunas nuevas. Pasan por estas páginas vagos transeúntes, diversos los acentos, variados los enigmas. Canto, y acaso el mundo, la vida, los hombres, su cuerpo o sombra miden, durante un breve instante, con la feble caña de mi hexá­metro.

Al atardecer, del ferial bajo a la ciudad. Me gusta bajar por Santo Domingo, luego por Batitales al pie de las Concepcionistas… Al llegar a la Peña de Francia me detengo: un instante he creído que hacían música en la casa de los Luaces. ¿Es Pacheco que toca a Rossini en el pianoforte? ¿O es que en el silencio de la ciudad y de la tarde de otoño, mana en la ciudad una fuente musical y eterna? Sobre la fina línea rossiniania, se quiebran ahora las campanas de la Catedral y cuando llego a la plaza, me encuentro, sin saberlo, en el final apasionado de una deliciosa y sentimental fantasía. Tiene un nombre oscuro y vago: Mondoñedo.

Colofón

Este primer volumen de las Obras Literarias en Castellano de Álvaro Cunqueiro
ha sido compuesto e impreso en lostalleres de Cofás, Artes Gráficas (Madrid).
La encuadernación se hizo en los talleres de Felipe Méndez (Madrid).
Se terminó de imprimir en febrero de 2006.
La tirada consta de 1000 ejemplares numerados en arábigo.

martes, 3 de junio de 2008

Cuestión de elección

Los más de nosotros nos hemos descubierto en un momento u otro cierta disposición a perdernos por el mal camino. ¿Y qué hemos hecho, en nuestro orgullo y cobardía? Echando miradas furtivas y aguardando el momento oscuro hemos enterrado nuestro descubrimiento discretamente, para seguir luego en la misma dirección de antes y en esa senda tan transitada, que no tuvimos el valor de dejar y que ahora, más claramente que nunca, advertimos que no es sino el largo camino que lleva a la tumba.

Aventura (2)

Tomé pasaje en un pequeño vapor. El capitán era sueco, y cuando supo que yo era marino me invitó a subir al puente. Era un joven delgado, rubio y lento, con una cabellera y porte desaliñados. Cuando abandonamos el pequeño y miserable muelle, meneó la cabeza en ademanes despectivos y me preguntó: '¿Ha estado viviendo aquí?' Le dije que sí. 'Estos muchachos del gobierno son un grupo excelente', continuó hablando el inglés con gran precisión y considerable amargura. 'Es gracioso lo que algunos de ellos pueden hacer por unos cuantos francos al mes. Me asombra lo que les ocurre cuando se internan río arriba.' Le dije que pronto esperaba verlo con mis propios ojos. '¡Vaya!', exclamó. Luego me dio por un momento la espalda mirando con ojo vigilante la ruta. 'No esté usted tan seguro. Hace poco recogí a un hombre colgado en el camino. También era sueco.' '¿Se colgó? ¿Por qué, en nombre de Dios?', exclamé. Él seguía mirando con preocupación el río. '¿Quién puede saberlo? ¡Quizás estaba harto del sol! ¡O del país!'
"Al fin se abrió ante nosotros una amplia extensión de agua. Apareció una punta rocosa, montículos de tierra levantados en la orilla, casas sobre una colina, otras con techo metálico, entre las excavaciones o en un declive. Un ruido continuo producido por las caídas de agua dominaba esa escena de devastación habitada. Un grupo de hombres, en su mayoría negros desnudos, se movían como hormigas. El muelle se proyectaba sobre el río. Un crepúsculo cegador hundía todo aquello en un resplandor deslumbrante. 'Ésa es la sede de su compañía', dijo el sueco, señalando tres barracas de madera sobre un talud rocoso. 'Voy a hacer que le suban el equipaje. ¿Cuatro bultos, dice usted? Bueno, adiós.

lunes, 2 de junio de 2008

Aventura

Tal como auguraba al final de mi artículo del domingo, he aprovechado la coyuntura de la actualización fracasada a WordPress 2.5.1 para hacer una instalación limpia de la nueva versión e incluir en ella el contenido ya existente en la bitácora. Armado de paciencia y del procedimiento de exportación-importación que he descrito en varios artículos (el último el titulado Más sobre la exportación e importación de blogs en WordPress), me he lanzado a la tarea de ventilar el blog y deshacerme de la materia muerta y las excrecencias acumuladas en sus tres años de existencia. El procedimiento que he seguido consta de los siguientes pasos:
1. Exportar el contenido del blog original. El resultado es un fichero XML, con el formato WordPress eXtended RSS (RSS ampliado de WordPress) o WXR, que contiene todas las entradas, comentarios, campos personalizados, categorías y etiquetas del blog.
2. Exportar los enlaces del blogroll a un fichero XML. Los interesados en saber cómo hacerlo pueden consultar el artículo De WordPress a WordPress y tiro porque me toca.
3. Crear una nueva base de datos, subir a un directorio provisional todos los archivos de WordPress 2.5.1 y proceder a una instalación limpia contra dicha base de datos. Con ello se asegura que la base de datos con la que se va a trabajar mantiene la codificación y cotejamiento adecuados (UTF, por defecto) y se consigue una tabla wp_options tan limpia como resulta humanamente posible.
4. Importar el fichero XML de contenido desde el nuevo blog. Téngase en cuenta que, al hacerlo, todos los IDs de entradas, comentarios, categorías y etiquetas se reordenan. En la mayoría de los casos esto no tiene mucha importancia (de hecho, es ventajoso), pero puede afectar al resultado de ciertos plugins o widgets.
5. Importar el fichero XML con los enlaces del blogroll desde el nuevo blog. Conviene saber que, tras efectuar la importación, hay que recategorizar los enlaces, es decir, adscribirlos a las categorías correspondientes. Mi blog tenía unos sesenta enlaces, así que no me costó mucho; quien tenga doscientos, ya sabe lo que le espera.
6. Añadir todos los plugins necesarios (más de veinte, en mi caso) y configurarlos adecuadamente. Esta es una tarea larga y tediosa que hay que realizar con cuidado y atención, porque no sólo se trata de subir, activar y configurar los complementos, sino de integrarlos correctamente en la plantilla del blog y en sus barras laterales (he aprovechado para actualizar la plantilla e instalar la versión 2.0.5 del tema Tarski; por cierto, mientras escribía estas líneas me he enterado de la publicación de la versión 2.1, que tendré que examinar a fondo, pues trae novedades muy interesantes). En todo caso, la revisión de plugins y plantillas constituye una oportunidad estupenda para replantearse qué extensiones son auténticamente necesarias, y de cuáles se puede prescindir. En mi caso, la actualización a WordPress 2.5.1 me ha permitido librarme de varios plugins que ya no son necesarios o que son incompatibles con la nueva versión de la aplicación.
7. Comprobar exhaustivamente la funcionalidad del nuevo blog. Para ello he navegado una y otra vez por el frontend y el backend como usuario administrativo y como usuario no registrado y me he esforzado en escudriñar con lupa todos los escondrijos de la bitácora. A pesar de mis esfuerzos, seguro que se me ha pasado algún rinconcito por alto. Si alguien lo descubre, le agradeceré que me avise.
8. Borrar los archivos y directorios del blog antiguo y mover el nuevo blog desde su directorio provisional a la ubicación definitiva. Atención: este es un paso absolutamente esencial, que hay que planificar y realizar con todo el cuidado del mundo, porque si se comete algún fallo puede dar al traste con el proceso de migración. En mi caso, el movimiento de archivos es más fácil que en una instalación estándar de WordPress, porque yo alojo todos mis documentos e imágenes fuera del directorio /wp-content, y no utilizo nunca el sistema integrado de subida de archivos de la aplicación.
9. Mediante el PHPMyAdmin, modificar los valores de la tabla wp_options que apuntan a la dirección provisional (por ejemplo, http://www.labitacoradeltigre.com/nuevo), de forma que apunten a la antigua (http://www.labitacoradeltigre.com). Esto afecta a dos registros de la citada tabla, siteurl y home.
10. Entrar en el interfaz de administración del blog y regenerar la estructura de enlaces permanentes o permalinks. En este paso me he quedado atascado durante un buen rato, porque el nuevo .htaccess no funcionaba, hasta que me he dado cuenta de que el antiguo tenía una línea adicional para permitir que las reglas de redirección de WordPress actuaran en mi cuenta de alojamiento. Ha sido añadir esa línea, actualizar el navegador, y listo.
Este procedimiento, sin duda laborioso, tiene algunas ventajas indiscutibles. Para empezar, permite conservar todo el contenido del blog y, en cierta manera, ordenarlo y “comprimirlo” en nuevas tablas, de un tamaño algo menor que las anteriores y por tanto más funcionales. En segundo lugar, la reinstalación del blog permite limpiar la tabla wp_options, que en un blog de tamaño medio puede llegar a acumular con el tiempo miles de registros inservibles. Por último, la nueva instalación aprovecha todas las funcionalidades de la última versión de WordPress. De todas ellas, la que más me ha gustado ha sido la actualización automática de plugins, que funciona con singular eficacia en aquellas extensiones que están preparadas para ello.
No obstante, la reinstalación seguida de la importación del contenido del blog antiguo no está libre de problemas. Por ejemplo, tal como señalé en Más sobre la exportación e importación de blogs en WordPress, la importación no conserva los valores adecuados en el campo comment_count de la tabla wp_posts; yo creía que este fallo afectaba a todas las entradas, pero me he dado cuenta de que no es así. Por alguna razón que no consigo comprender, algunas entradas conservan la información correcta sobre el número de comentarios asociados, pero otras no. Una consulta SQL a mi base de datos me ha permitido saber que sólo tengo que retocar manualmente un par de cientos de entradas (lo iré haciendo en los próximos días), lo que no deja de ser un magro consuelo. Por otra parte, la reordenación de los IDs de distintas tablas (entradas, comentarios, etiquetas, categorías) afecta, como ya he dicho, a los plugins y widgets que identifican esos elementos a partir de sus identificadores. En mi caso, no he visto ningún plugin afectado, pero sí varios widgets programados “a mano”, cuyo código me he visto obligado a retocar.
Ahora mismo, y tras un arduo trabajo de fin de semana, La Bitácora del Tigre es funcional al menos en un noventa por ciento. Me quedan, no obstante, algunas tareas que habré de completar en los próximos días, a saber:
Instalar ciertos plugins. Entre ellos, FAlbum, que era el que permitía acceder desde el blog a las fotos de mi cuenta de Flickr, pues no sé todavía si es compatible con WordPress 2.5.1 y la versión 2.1 de Tarski. Tampoco he instalado el plugin Organize Series, que aunque sea compatible con la nueva versión de la aplicación modifica la estructura de la base de datos, razón por la cual he preferido aplazar su instalación.
Buscar un nuevo repositorio multimedia para los archivos de audio que hasta la fecha formaban parte esencial de la sección de podcasts. Al comprobar algunos artículos de esta sección me he dado cuenta de que los MP3s, hasta la fecha alojados en MediaMax, eran inaccesibles. Al parecer, este servicio ha desaparecido o se ha transmutado en otro, de fiabilidad dudosa. Mientras la compruebo y, por si acaso, voy buscando otro alojamiento, lamento decir que la sección de podcasts se quedará sin la música que era su auténtica razón de ser. Vayan por delante mis disculpas a los aficionados a la música de cine.
Revisar entradas, a la caza y captura de gazapos de estilo, caracteres erróneos sobrevivientes a los últimos avatares del blog y otros pequeños fallos.
Addenda del 24-V-2008
Tras la reinstalación y limpieza del blog he hecho algunos cambios. El más importante, la sustitución del plugin FAlbum por Slickr Gallery, una extensión más sencilla de administrar y menos exigente en términos de ocupación de la base de datos, pues la caché de las páginas visitadas se realiza sobre uno de los subdirectorios de instalación del plugin.
Aunque con otra técnica y mayor despliegue de efectos en AJAX, el nuevo plugin hace, más o menos, lo mismo que el antiguo: integrar las galerías de fotografías de una cuenta en Flickr con la página de fotos del blog.
Addenda del 30-V-2008
He actualizado el plugin WP-PostViews a la versión 1.30. Además, he reseteado el contador de visitas para que empiece por 0, porque en las últimas semanas había notado algunas incongruencias bastante alarmantes en las cifras de visitas. Con la nueva versión, pueden excluirse los impactos del administrador del blogs y de los robots de búsqueda, lo cual contribuye a tener una visión más ajustada a la realidad.