viernes, 18 de abril de 2008

Clavicordio ocular

Siguiendo a Newton, aunque criticando sus postulados de la física de los colores, el padre jesuita Louis-Bertrand Castel inventaba en París su famoso “clavicordio ocular”. Mucho antes de que las vanguardias de principios del siglo XX se apropiaran de la temática de la movilidad, el padre Castel intentaba producir “unas magias cromáticas abstractas que se manifestaban en la temporalidad de una contemplación ya no estable sino cambiante, a la medida del insaciable afán de curiosidad del espectador moderno.” Para este fin, su “clavicordio ocular” contaba con un teclado cuyas teclas activaban unas láminas de tela finísimas, impregnadas de distintos colores que, respondiendo a una nota, pasaban ante una llama que impulsaba una proyección espectral de luz coloreada.

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