“El pobre Mallea, que murió el 12 de noviembre de 1982, pasó los dos o tres últimos años de su vida en la noche de la arterosclerosis. Un maligno comentó: Ya estaba acostumbrado”.
Adolfo Bioy Casares, Descanso de caminantes. Diarios íntimos, pág. 227.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario